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VÍCTOR M. ROBLEDO
GIJÓN.
Martes, 5 de septiembre 2017, 04:13
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A las 9.45 horas de ayer, cuando los músculos de la ciudad no se habían desentumecido aún del todo tras uno de los últimos fines de semana del verano gijonés, El Molinón presentaba una estampa inusual por culpa del derbi. Una inmensa cola de aficionados rodeaba tres cuartas partes del estadio, desde la Tribuna Oeste hasta la puerta 8, en la zona Este, en busca de una de las 1.100 entradas puestas a la venta por el Sporting para el partido del sábado.
La primera de la fila, la gijonesa Cristina García, ya tenía la experiencia de otros grandes partidos anteriores y obtuvo el preciado papel a las 10.03 horas, apenas tres minutos después de que los empleados del club abrieran las taquillas tras una larga noche. «Llegamos las diez. Yo estuve hasta las dos de la mañana y mi amiga se quedó toda la noche», explicaba la aficionada mientras guardaba en la cartera sus localidades, que serán «para unos amigos». La larga fila se había ido formando a sus espaldas a lo largo de la noche con un goteo, mientras el resto de la ciudad dormía.
La jornada transcurrió a un ritmo frenético en El Molinón, aunque no tanto en la propia cola, donde el camino hasta las taquillas se convirtió en una lenta procesión en la que pesaba además la duda de cuánto tiempo tardarían en agotarse las entradas. Muchos aficionados amenizaron la espera debatiendo sobre la última jornada liguera, con elogios hacia la buena imagen ofrecida por el Sporting y el Oviedo en sus compromisos. El gijonés Javier Suárez, residente en Madrid, explicaba que decidió alargar sus vacaciones tras conocer la fecha de un derbi que vaticina «muy igualado». Sus palabras coincidían con las de su hermana Ana, aunque ambos evitaron realizar pronósticos por temor a un posible mal fario.
Conflicto en las colas
A media mañana se vivieron algunos momentos de tensión en varios puntos de la cola con aficionados que intentaron mejorar su posición sin respetar el orden. La Policía Local intervino y normalizó la situación. Para entonces ya se habían agotado las localidades de las gradas Norte y Sur, y resultaba imposible encontrar dos asientos en la zona Este.
A las 14.26 horas, menos de cuatro horas y media después de la apertura de las taquillas, el Sporting anunció que las 1.100 entradas puestas a la venta se habían agotado y colgó el cartel de 'no hay billetes' en las taquillas del estadio. El club reservó este paquete tras enviar 1.200 localidades a Oviedo para la afición visitante t destinar otras 1.400 a patrocinadores y fútbol base.
Las entradas en esta ocasión son nominativas por cuestiones de seguridad, por lo que los abonados debieron identificar con nombre, apellidos y DNI a la persona que haría uso de ellos. Ese requisito ralentizó ayer el proceso de venta, pero no evitará que El Molinón registre uno de sus mejores ambientes de las últimas temporadas. Asturias ya palpita con su derbi.
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