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Abelardo dirige la sesión de entrenamiento.
Abelardo no se esconde
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Abelardo no se esconde

El técnico gijonés, que abre la sesión de El Molinón para más de 700 aficionados, enseña su propuesta

Javier Barrio

Viernes, 16 de mayo 2014, 12:27

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Día 3 de la era Abelardo. Bajo un sol de justicia, la plantilla del Sporting sale al césped de El Molinón con paso enérgico. Aplauden algo más de setecientos aficionados, apiñados en la tribuna Oeste en busca de un buen asiento para presenciar el espectáculo, agradecidos por la medida de 'El Pitu' de abrir el entrenamiento al sportinguismo y generar, de paso, un interesante caldo de cultivo para el importante partido de pasado mañana frente al Hércules (El Molinón, 18 horas).

En su primer entrenamiento sensible, el ensayo con el que su equipo comienza a afinar algunos aspectos de su propuesta, Abelardo no se esconde. A diferencia del hermetismo y el celo que caracterizaban a Sandoval en la preparación de los partidos, el actual entrenador del Sporting es un técnico bastante transparente. Resulta clásico en algunos detalles, en otros más innovador, pero fiel a una metodología de trabajo. Parece poco preocupado por las miradas del exterior. Su propuesta gusta al aficionado, que asiente convencido, a la espera de que esa prometedora sensación se vea bendecida por un triunfo el sábado.

El técnico gijonés, no obstante, tampoco ofrece todo su libreto mascado. Deja algunas cosas a la interpretación. En el primer partidillo, con once jugadores de campo en cada sitio, avanza ya algunos reveladores movimientos que confirmará en los dos ensayos siguientes, ya con diez futbolistas y el portero en cada equipo. Lora, Luis Hernández, Iván Hernández y Álex Menéndez forman la línea defensiva de uno de los equipos. No hay mucho margen para la duda por las bajas de Canella, Bernardo y Mandi. En ese mismo equipo, justo por delante, se sitúa un doble pivote formado por Sergio Álvarez y Álex Barrera, futbolistas que llevan el sello del técnico gijonés y que apuntan con descaro al once. Al otro lado del campo, Abelardo da el gobierno de las bandas a Santi Jara y a Jony, especialmente aplaudido por la grada por sus potentes arrancadas, sus veloces movimientos y sus violentos centros al área, que caen como una piedra y crean muchas complicaciones a los defensas. Los dos encajan más en lo que el exfutbolista internacional demanda para este partido.

Deja un asiento para la duda en el ataque: Lekic y Guerrero corren con peto. Scepovic, que ha compartido ataque con Pablo Pérez, primero, y Álex Serrano, después, sin él. Pero el '12' del Sporting tiene su sitio asegurado. Lekic y Guerrero, al que Abelardo quiere recuperar para la causa, se disputarán la otra plaza en el equipo, aunque el gigante de Kraljevo parte con algo de ventaja. Ambos, precisamente, son los autores de los goles de la mañana.

A diferencia de la filosofía de la que bebía Sandoval, convencido en sus inicios de que una de las claves para desgastar al rival estaba en tener una mayúscula posesión, el juego de este Sporting no ofrece una elaboración excesiva. La propuesta, que también comulga con el buen trato de balón -pocas veces se ve un pelotazo de los centrales para iniciar el juego-, es más directa. El balón galopa de un lado a otro del campo a gran velocidad y busca territorio enemigo con prontitud, sin mucha especulación. La pérdida de balón va acompañada de una fuerte presión y de un rápido repliegue.

Poca conducción

El ataque se arma con transiciones rápidas y con el balón casi siempre corriendo por el piso. «Nos pide que juguemos rápido, a uno o dos toques», confirma Stefan Scepovic. Poca conducción, salvo en los últimos metros y en las inmediaciones del área enemiga. Ahí, en el balcón de la finalización, se divisan muchos centros al área, de los laterales, que suben pero sin coincidir juntos en el ataque para dejar siempre una defensa de tres, a la que se suma uno de los centrocampistas, y de los extremos.

Abelardo le da una importancia enorme a esta última figura, con un perfil claro de descaro en el uno contra uno y buena pierna para el centro. Los extremos son, como antaño, los dueños de la línea de cal. Muy abiertos. También se ven muchos disparos desde fuera del área cuando el balón encuentra obstáculos en los rivales. 'El Pitu' exige que se terminen «todas» las jugadas para evitar los tan temidos contragolpes.

Termina el entrenamiento. Caminan, exhaustos los futbolistas hasta la zona del banquillo. Aplaude la grada, esperanzada con que el sábado, en la jornada del debut, ese cúmulo de buenas sensaciones se condensen en una victoria.

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