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Carlos Castro celebra con Jony la victoria. El de Cangas del Narcea fue quien dio el pase al de Ujo para marcar el segundo gol del Sporting.
El Sporting también sabe sufrir

El Sporting también sabe sufrir

El equipo rojiblanco, que sigue invicto después de diez jornadas, rentabilizó el gol inicial de Lora, pero sin posesión pasó apuros hasta que Carlos Castro marcó en la prolongación

MANUEL ROSETY

Domingo, 26 de octubre 2014, 23:39

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El marcador final, con dos goles de ventaja, no responde al desarrollo de un partido relativamente cómodo. Ni mucho menos. El Sporting ganó a un rival que toca muy bien, que domina, sabe controlar un partido y maneja con buenas maneras el balón, pero no pudo con una defensa espectacular, que permite que, después de diez jornadas, el Sporting sea el único invicto del fútbol profesional español.

Abelardo se decantó por Juan Muñiz para la banda derecha, para jugar a pierna cambiada, y recuperó a Pablo Pérez. Así mantenía su habitual 4-2-3-1, en el que el jugador gijonés de enganche es el encargado de aburrir al centrocampista rival que sale tocando el balón. En Osasuna, Urban dio continuidad a Kodro en el ataque, con mucha movilidad para Nino. En el centro del campo, Raoul Loé asumía el mando, con bastante presencia de Merino.

Desde el primer momento se apreció que el conjunto navarro quería el balón. Y los rojiblancos dieron sensación de sentirse poco seguros. Este dispositivo permitió utilizar los contraataques. El primer aviso fue de Jony, con un balón que le quedó algo largo, cuando iba solo hacia Santamaría. En el segundo, cuando aún no se había llegado al cuarto minuto, llegó el gol de Lora, en una jugada de Pablo Pérez, con toque de Guerrero, y despeje de Flaño, quien despistó a su portero en el tiro del mostoleño.

Osasuna asumió el mando del partido, pero sin opciones de llegada. De las Cuevas, bastante silbado, asumía riesgos por la banda, con desplazamientos al centro; Nino se retrasaba para buscar participación desde el centro del campo y Cedrick quería imponer su rapidez, todo ello respaldados por Raoul Loé y Merino. Quien desentonaba era Kodro, porque no encontraba el sitio. Además, con el estado de forma de Luis Hernández y Bernardo es una complicación para los delanteros rivales buscar sitio en el área gijonesa, sobre todo en el juego aéreo.

El equipo navarro tenía más llegada, pero con un juego de mentira, del que no hace daño. Cedrick intentaba superar a Lora, pero no tenía capacidad. Lo más temido era el juego de De las Cuevas, pero no tenía acompañamiento. Además, la intensidad y la agresividad de los rojiblancos descontrolaba todos los intentos de ataque de los pamploneses.

Si Osasuna se fue al descanso sin un disparo a portería, los rojiblancos, más centrados en mantener la ventaja, se aproximaron en dos ocasiones a la zona de Santamaría, con disparos cómodos para el portero visitante. Uno fue de Guerrero, desde lejos, y otro de Cases, telegrafiado. En los gijoneses daba la sensación de que se acusaba el desgaste, por lo que las ideas no eran fluidas.

Con las prisas, el balón se despejaba una y otra vez, pero casi siempre a un contrario. Era una línea desesperante, aunque los pamploneses también se excedían en las imprecisiones. Lo más destacado fue un intento de remate de Raoul Loé en un centro de Echaide, porque Nino no pisaba el área y Kodro seguía difuminado.

En el segundo tiempo, Osasuna salió en disposición de cambiar el partido. El Sporting retrasó sus posiciones y los navarros iniciaron su acoso, que chocaba una y otra vez con el muro rojiblanco. De nada servía que la posesión fuera de un 64% para los navarros, frente al 36% del Sporting, porque el balón apenas llegaba a Cuéllar. Al menos, con cierto peligro.

De todas formas, los despejes sin sentido empezaron a abundar en los gijoneses, si bien las prisas también perdía a los osasunistas, con muchas imprecisiones en los pases. Abelardo buscó fórmulas de refuerzo, para oxigenar el trabajo del centro del campo. Pablo Pérez hizo un trabajo de mucho desgaste, pero no muy resolutivo. El técnico arriesgó con la entrada de otro delantero en una fase en la que se precisaba una mayor contención. Luego contó con Carmona, porque Juan Muñiz, además del cansancio, tenía una amonestación y no era plan de repetir la experiencia de Las Palmas.

El partido era una especie de frontón, con juego de toque en Osasuna y defensa agresiva de los rojiblancos. En el conjunto pamplonés, Urban buscaba la versatilidad de De las Cuevas, muy seguro en los pases, pero sin encontrar pasillo, ni sitio adelante.

El juego era tenso, por la incertidumbre del marcador. Carmona pudo sentenciar, en una espléndida internada de Jony, pero Santamaría se encontró el remate del mallorquín. Además de no lograr dar la puntilla, las cosas se complicaban con la ambición del técnico visitante, quien dio entrada al delantero Ansarifard para dejar solo a Raoul Loé en el centro del campo y poblar más la delantera.

El encuentro entró en una fase de agobio para los gijoneses, sobre todo cuando se produjo un remate de Kodro, en el que Cuéllar hizo la parada de la tarde, con una intervención excepcional, que rubricó Bernardo con un despeje contundente. Era lo que tocaba.

Abelardo aprovechó una lesión de Guerrero para hacer debutar al joven Dani Ndi, a quien le tocó desgastarse en una zona entre el centro del campo y la delantera. Tocaba trabajar y correr hacia adelante. Y pudo marcar, en una escapada por la banda derecha, en la que optó por finalizar con un disparo, si bien Carlos Castro estaba con la caña preparada en boca de remate.

Urban arriesgó al máximo con la entrada del atacante Sisi por el lateral Echaide, aunque la decisión del técnico polaco llegó demasiado tarde. Antes había entrado Torres por el desdibujado Cedrick, pero también pasó inadvertido.

Además, en esa última fase, el Sporting tuvo algún contraataque en el que estuvo a punto de sorprender a la zaga visitante. El objetivo se logró en el segundo minuto de la prolongación, con una apertura a Jony, que resolvió Carlos Castro con otro gol. Ahí se acabó el sufrimiento. Tras el saque de centro, el partido se acabó.

El triunfo fue importante, porque mantiene al Sporting en la tercera posición y conserva la vitola de invicto. La imagen de los rojiblancos fue la de un equipo con garra y muy disciplinado, con un juego de mucha intensidad y desgaste frente a un rival que tiene muy buenas maneras, pero que parece estar pagando el peaje de la adaptación a la nueva categoría. De las Cuevas es un lujo, pero donde lo hace jugar Urban no hace daño al rival.

De todas formas, si Osasuna no encontró fórmulas para tener profundidad es por méritos de los gijoneses. Lora hizo un partido notable y los dos centrales están en un momento dulce. Estuvo bien Álex Menéndez, aunque le sobran algunas precipitaciones. A ello se sumó el trabajo laborioso de Sergio y Cases y el de los delanteros, en su papel de contención. Tocó sufrir y se supo. Así se elaboró un triunfo que sabe a gloria.

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