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VÍCTOR M. ROBLEDO
VALLADOLID.
Lunes, 16 de abril 2018, 02:14
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Las corredoras de la Marcha de la Mujer que atravesaban la Plaza Mayor a media mañana recibieron el primer aliento de la Mareona. La afición rojiblanca dio colorido a las principales vías de Valladolid y animó con sus cánticos la jornada, pese a la intensa lluvia que cayó sobre la ciudad en distintos momentos a lo largo del día.
El sportinguismo, no obstante, ya había dejado su impronta a lo largo del sábado, cuando comenzaron a llegar los primeros aficionados a Valladolid. La peña El Tasqueru se dejó ver en los aledaños de la Plaza Mayor a última hora de la tarde, igual que otros seguidores desplazados a título particular.
A los más de tres mil sportinguistas que habían adquirido sus localidades la pasada semana en las taquillas de El Molinón se les sumó cerca de otros dos mil aficionados que se repartieron por distintas zonas de Zorrilla. La convivencia entre ambas aficiones durante toda la jornada, no obstante, transcurrió con total normalidad, aunque los cuerpos de seguridad tuvieron que multiplicarse a mediodía por la manifestación de los pensionistas, que arrancaron su marcha en la Plaza de la Fuente Dorada, así como por otra protesta organizada por el colectivo de cazadores en la Plaza Mayor.
Ya dentro del estadio, fue con la aparición de Diego Mariño cuando la Mareona lanzó su primer rugido, aunque nada comparable al estallido de la zona visitante tras el tempranero gol de Rubén García.
Zorrilla pareció por momentos una versión a distancia de El Molinón. En el minuto 9 incluso sonó el '¡Ahora, Quini, ahora'!, convertido desde el fallecimiento de 'El Brujo' en una seña de identidad del estadio rojiblanco. El partido del Sporting fue seguido desde el palco presidencial se dejó ver la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, que pudo dialogar con el vicepresidente Javier Martínez y el director deportivo Miguel Torrecilla. Los concejales Fernando Couto y Jesús Martínez Salvador tampoco se perdieron la cita en tierras pucelanas.
Baraja no escatimó elogios para la afición del Sporting por su forma de alentar al equipo durante los noventa, pero especialmente en los últimos minutos. La Mareona celebró como un gol la parada de Diego Mariño tras el remate de Mata y la acción en la que Barba sacó la pelota sobre la línea del gol. Tras el pitido final, la zona para afición visitante del José Zorrilla fue una fiesta. El sufrimiento valió la pena.
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