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Valladolid - Sporting: «Este 'play off' tiene que ir por Quini»

«Este 'play off' tiene que ir por Quini»

EL COMERCIO reúne a los héroes del Sporting en los partidos de Zorrilla de la última década

JAVIER BARRIO

GIJÓN.

Martes, 5 de junio 2018, 03:21

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Para muchas generaciones, muchas, la última década del Sporting le sugerirá un torbellino de emociones, suspiros y vivencias al límite. Siempre al filo de la navaja. Desde la temporada 2007-2008, con el vozarrón de Preciado empujando desde la banda, el equipo ha cultivado sus éxitos desde el sufrimiento más puro. Y algunos de esos recuerdos se asocian a Zorrilla. «El sufrimiento va con nosotros, va con el Sporting», apunta orgulloso Mate Bilic, responsable de aquel fabuloso testarazo del 23 de mayo de 2009 en Valladolid. Nadie lo olvidará. Ni tampoco el cuarto de hora de resistencia numantina que brindó el equipo, sostenido por un colosal 'Pichu' Cuéllar. Allí regresa el Sporting este jueves para jugarse el pellejo. «Esto empieza de cero. La calidad y el potencial lo tienen estos jugadores. No hay que dudar de ellos, hay que creer», pide el extremeño.

Controla ahora Diego Camacho, goleador también esa tarde, prolongando el mensaje de ánimo a la actual plantilla del Sporting: «Deben seguir el mismo camino que les ha llevado hasta donde están. Tranquilidad, confianza en ellos, en los compañeros y en el entrenador. Que sepan que tienen detrás a más gente de la que la ciudad de Gijón puede acoger. Esa esperanza que tenemos en ellos se la vamos a enviar para que jueguen tranquilos en Zorrilla».

«Deben ser valientes y hacer el último esfuerzo. Jugar con la cabeza y no tanto con el corazón»

Mate Bilic, exfutbolista del Sporting

Si se estableciera un orden cronológico de experiencias exitosas en Pucela tendría mucho que decir Jorge García Torre. Su momento llegó unos meses antes, en enero, con el congelador de Zorrilla abierto de par en par. «Quiero mucho a mi actual equipo (el Rayo Majadahonda), pero después de que lográsemos el ascenso a Segunda espero no tener que ir la próxima temporada a El Molinón. Eso significaría que el Sporting estaría en Primera», remacha sincero de primeras, antes de adjuntar su visión: «El equipo tiene que olvidar lo último. Demostró no hace mucho que era el mejor de la categoría. ¡Estuvo ocho partidos seguidos ganando! Y tiene que saber que todo se decidirá en Gijón».

Suyo fue un gol muy especial sobre el mismo rectángulo verde que pisará pasado mañana la cuadrilla de Baraja. Un martillazo de cabeza en la Copa del Rey, en el último minuto de una eliminatoria de octavos de final ante el Valladolid en 2009, desembocó en la mejor participación del Sporting en las últimas veintitrés ediciones del Torneo del K. O. «No lo olvidaré nunca. Soy un defensa y hacer uno así...», concede con nostalgia, antes de relatar aquel mágico instante tras el descorche: «Todos corrimos a celebrarlo hacia la esquina donde va a estar la 'Mareona' este jueves. La gente se me tiró encima».

«Hace no mucho este mismo equipo demostró que era el mejor de la categoría»

Jorge García, exfutbolista del Sporting

A Cuéllar también le 'aplastaron' de júbilo sus compañeros. No marcó, pero repelió como un frontón el bombardeo que le llegó por todos los sitios en aquel partido de Zorrilla que precintó Bilic... Y el extremeño, ahora en el Leganés. Protagonista de la actuación más inspirada que se le recuerda a un portero del Sporting en los últimos años. «Al final jugábamos ya más con el alma que con el físico. Sacamos fuerzas de donde no las había. Lo recordaré toda mi vida. Tienen que hacer ahora lo mismo y echar el resto», observa.

Bilic, ahora en la estructura técnica del Eibar, también conserva este partido a mano en el disco duro. Suyo fue el gol de la victoria, alojado tras el 'pepinazo' de Diego Camacho y el empate de Sesma. «Hicimos feliz a mucha gente porque era prácticamente la permanencia. Fue un sufrimiento terrible, pero lo conseguimos», explica nueve años después. Aunque ya le dio en la nariz entonces, a su llegada a Zorrilla, que la iba a 'liar'. Y lo hizo integrando una generación muy querida, huérfana de títulos, pero remangada como pocas: «Éramos un equipo normal y corriente, pero una familia, con Manolo (Preciado) a la cabeza. Éramos nosotros. No sabíamos calcular. Transparentes».

Ahí salta al presente y se pone en situación. Le gusta lo que ve. «Tienen talento y un entrenador que sabe mantener la calma. Deben ser valientes y confiar en la victoria. Hacer el último esfuerzo, jugar con la cabeza y no tanto con el corazón. Voy a estar con ellos. Lo van a conseguir», incide. Antes pide un favor: «Este 'play off' tiene que ir por Quini. Espero que podamos brindar por él en la última eliminatoria y que la vuelta de esta sea en El Molinón. Sería la guinda. Habrá que sufrir, pero el sufrimiento va con nosotros, va con el Sporting». Igual que en 2009. Aquel gol suyo dio paso a un verdadero asedio, con el Valladolid enrabietado y desesperado: Pedro León, Ogbeche, el larguero, aquella ocasión del uruguayo Canobbio en el descuento. Todo, salvo el gol de Jonathan Sesma, lo paró Cuéllar. El Sporting llegó a la última jornada, en un partido en El Molinón frente al Recreativo, más vivo que nunca. Y logró la salvación.

Una reivindicación

Para Camacho, que responde desde Indiana, en Estados Unidos, el partido supuso cerrar un círculo. Su gol, apertura del partido, puro rock. Plástico, sonoro, espectacular y agresivo. «Fue realmente especial para mi, es cierto. Primero porque era el 'regalo' que podía darle a la afición que se desplazó hasta Pucela para apoyarnos. Era algo así como abrazarles a todos al mismo tiempo agradeciéndoles su apoyo», explica en un guiño a aquellas drásticas medidas de Carlos Suárez para disuadir a la 'Mareona'.

También tuvo el garrotazo un aspecto marcadamente reivindicativo, tras una experiencia dura un año antes en Valladolid. «Fue para mi una reivindicación frente al club que no me dio las oportunidades que me había merecido la temporada anterior cuando formaba parte de su plantilla. Era como decirles: 'Aquí estoy, ¿me recordáis? Pues os equivocasteis dejándome marchar pero, gracias, ¡no puedo estar mejor que ahora!'».

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