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Lunes, 18 de diciembre 2017, 03:12
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Paco Herrera, antes de conocer su destitución, tenía la ilusión de recuperar futbolistas para encarar el duelo ante el Tenerife. Sabía que de recuperar efectivos para la medular, el equipo se comportaría de otro modo. Sergio no llegó a tiempo pero sí Álex Bergantiños. El gallego realizó un partido sobrio con una incidencia menor en la construcción del juego, función de la que responsabilizó en mayor medida Nacho Méndez. La oscura labor desempeñada por el jugador cedido por el Deportivo permitió al conjunto gijonés desplegar todas sus armas, ejecutando así el plan preconcebido por Baraja para el partido. No hizo falta utilizar a Álex Pérez en el centro del campo ni tampoco recurrir a Moi Gómez para desarrollar un trabajo de pivote defensivo.
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